- La Guardia Civil arresta al sospechoso al día siguiente, tras huir a la carrera del lugar.
- La víctima fue abordada cuando regresaba sola y de noche a su casa.
No está especialmente extendido su uso, pero son una alternativa al espray de gas lacrimógeno. Se trata de los llaveros espanta violadores y uno de estos pequeños dispositivos evitó el pasado fin de semana que una joven vecina de Caspe fuera víctima de una agresión sexual. El sospechoso fue detenido al día siguiente tras una intensa búsqueda por parte de la Guardia Civil.
La víctima estaba en el interior de un bar de la localidad zaragozana junto a unas amigas en la noche del sábado cuando un hombre, K. M. U., de origen paquistaní, comenzó a molestarlas. Estaba, al parecer, bajo los efectos de las bebidas alcohólicas. Cayó la madrugada y las mujeres abandonaron el establecimiento sin saber que este hombre iba detrás de ellas.
No fue hasta que la víctima estaba sola cuando decidió actuar cual depredador sexual. Se escondió detrás de unos contenedores y cuando la joven estaba en el portal de su vivienda se abalanzó sobre ella.
La víctima llegó a forcejar con él para evitar ser violada, si bien al ver que este hombre le superaba en fuerza decidió echar mano de la alarma personal y la activó. Ante el ensordecedor ruido, K. M. U. salió corriendo.
La víctima acudió al puesto de la Guardia Civil en Caspe para interponer una denuncia en la que aportó una descripción física, ya que no le conocía de nada.
Inmediatamente, los Agentes pusieron en marcha un dispositivo de identificación y localización el sospechoso que dio frutos al día siguiente. K.. M. U. fue puesto a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Único de Caspe cuyo magistrado acordó la libertad provisional al entender que el delito de agresión sexual no llegó a consumarse.